Desde que comenzó la pandemia tanto llagareros como chigreros han realizado grandes esfuerzos para continuar con su actividad y mantenerse a flote en una etapa sumamente complicada; en este artículo damos solo unos ejemplos de su capacidad, tenacidad y trabajo
LA SIDRA.- A lo largo de su extensa historia la sidra ha tenido que superar numerosos obstáculos e impedimentos para continuar siendo la principal bebida de los asturianos. Varios son los motivos por los que este producto se ha mantenido como uno de los más importantes del país. Sobra decir que es un elemento cultural primordial para los habitantes de este territorio y que está sustentado en la más arraigada tradición; pero también es de justicia reconocer la labor de los llagareros profesionales que han tenido que reinventarse –palabra muy escuchada durante esta pandemia– no solo en esta crisis, sino en las muy variadas y diversas por las que ha pasado nuestra patria. Una frase que bien podría definir a este sector empresarial es la de “adaptarse a los nuevos tiempos”, así que esa experiencia ya la tenían cuando el coronavirus comenzó a expanderse por el mundo.
La sidra es una bebida fundamentalmente social, que invita a la convivencia y que fomenta la unión entre personas. En una crisis en la que, precisamente, esa unión estuvo prohibida –entre no convivientes, se entiende–, se hizo realmente muy complicado –en un primer momento– disfrutar de la sidra en un chigre. Pero repetimos, en un primer momento. Pronto los asturianos nos organizamos con amigos y familia –en grupos de 15 o 20– para salir, luchar por una terraza y volver a los usos y costumbres. Más adelante pudimos volver a degustar la sidra ‘dentro’ de los locales; y el regreso de la barra fue celebrado por muchos, aunque eso sí, con su correspondiente separación para mantener la distancia de seguridad.