Diferentes fiestas de prau están optando por un modelo de diversión en donde se prefiere bebidas como la sidra ante las llamadas “blancas”
LA SIDRA.- Estamos ya inmersos en las fiestas de prau asturianas. Y si bien la sidra siempre ha sido un elemento fundamental en este tipo de manifestaciones culturales, hay que reconocer que en los últimos años los jóvenes se habían decantado más por consumir otro tipo de bebidas con alta graduación alcohólica.
Sin embargo, este año ha habido un cambio. Fiestas como la de Castiello y, la más sonada, la del Carmín en La Pola, han optado por prohibir el botellón. Ojo, no las bebidas alcohólicas, lo que no se quiere es que los asistentes lleguen con varias bolsas de plástico llenas de vodka, ginebra o ron; refrescos con altos índices de azúcar, que todo se mezcle… y a “ponerse ciegos”. “Se pierde el sentido de la festividad” claman los organizadores.
A las voces que señalan que lo se busca es recaudar más dinero en las barras; y su consiguiente respuesta de: “solo así se puede obtener dinero para la fiesta del siguiente año”; se suman las recomendaciones de la sanidad pública señalando que cada vez hay más intoxicaciones etílicas en personas más jóvenes.
La sidra es una bebida cultura, que siempre ha estado presente en las celebraciones asturianas. Especialistas, médicos y miembros de la administración asturiana destacan su baja graduación, e incluso, sus beneficios para la salud si se bebe con moderación. También es una bebida asequible,y eso se ha notado en el momento en que —al prohibir la entrada con “bebidas blancas” a las fiestas— los jóvenes se decantan por la bebida propia de estas tierras. Los llagareros llevan años diciendo que los jóvenes están optando por otro tipo de bebidas. Quizás la prohibición del botellón ayuda a revertir un poco esa situación. Pero claro, hay que exigir también a los elaboradores que la sidra que se venda… por favor, sea de calidad.