Hace ya 22 años que José Manuel Álvarez (tInéu, 1964) decidió instalarse en El Cerillero y montar El Paneru. A sus 54 años de edad echa la vista atrás y recuerda lo sacrificado que es este negocio, pero eso no le impidió disfrutar de su familia y de su otra gran pasión, los rallyes. Además prefiere quedarse con los momentos buenos y con todas esas personas que a lo largo de este tiempo pasaron por allí.
¿Cómo comenzó en el mundo de la hostelería?
Tendría unos quince años y trabajaba en el Bar Campiello. Por aquel entOnces se aprendía a echar sidra levantando la botella y echando culinos. Luego pasé por otros dos o tres negocios antes de decidirme a montar El Paneru en 1996.
¿Qué recuerdos tiene de todos estos años?
Muchos, tanto buenos como malos, pero hay que quedarse con los buenos y, lo más importante, con la gente que pasó por aquí, y a la que tenemos que dar las gracias por habernos apoyado y confiado en nosotros. Este es un mundo muy sacrificado, que te tiene muy amarrado, pero pude disfrutar de mi familia y correr con mi hijo en rallyes. Al principio corríamos juntos, pero cuando cumplió los 18 años comenzamos a competir por separado y yo seguiré haciéndolo hasta que pueda.
