La ‘natural tradicional’, como su nombre indica, no tiene azúcares añadidos y además es de baja graduación alcohólica, por lo que es de las que menos calorías aportan… pero además tiene fibra soluble
LA SIDRA.- Entre tres y cinco kilos es lo que engordamos en verano según el Instituto Médico Europeo de Salud. Es lo que tiene la vida fuera de casa: fiestas de prau, chiringuitos, ferias, playa, festivales, etc. Los que tenemos que trabajar tampoco nos salvamos mucho que digamos. Según los técnicos de turismo, Asturies es un país receptor de amigos y familia que viven más allá del Payares y que vienen “a refrescarse” durante el verano a estas tierras en las que, a veces llueve, sí, pero no te mueres de calor durante el día, y puedes dormir en la noche.
Además, como bien se sabe, la comida es uno de los motivos que más atrae a los turistas. Y claro, si te llegan amigos de fuera… ¿Qué vas a hacer? Pues invitarles a disfrutar de nuestras sidrerías y, tú, por supuesto, no te cortas a la hora de compartir los chipirones, bonito, centollos o pulpo —en el mejor de los casos— y ya puestos en materia, chorizos a la sidra, fritos de pescado, cachopos ¿Y por qué no? Hasta una fabada, que para eso es el plato emblemático de Asturies.
Pero al lío… ¿Qué pasa con las bebidas? Muchas veces se puede llegar a pensar que la cerveza, al no ser una bebida dulce, tiene muy pocas calorías; y que la sidra, al ser elaborada con manzanas y no con cereales; tiene más. Pues no. Tanto la sidra como la cerveza aportan alrededor de 45 kcal por cada 100 mililitros, de las que menos tienen de todo el mercado de bebidas alcohólicas. ¿Lo peor? los combinados. 100 ml de las llamadas ‘bedidas blancas’ tienen entre 300 a 500 kcal. Es decir, el botellón es también una bomba calórica, aunque las mezclas se hagan con refrescos «light». Pero hay más aún en cuanto a la sidra. Además de ser cardiosaludable como ya lo indicó el reconocido médico nutriólogo Jesús Bernardo, también es antiinflamatoria, y contiene fibra soluble que ayuda al correcto funcionamiento del tránsito intestinal… ese que a veces no funciona tan «correctamente» cuando estamos fuera de casa.