Una sencilla columna en Somerset, Reino Unido, está profundamente enraizada en la historia de la sidra.
LA SIDRA.- En el condado británico de Somerset hay un monumento de 42,67 metros de altura, oficialmente conocido como el “Monumento a Burton Pynsent”, al que toda la gente de la localidad se refiere como el “Monumento a la Sidra”.
Erigido a más de 200 metros sobre las praderas de West Sedge Moor, tiene 172 escalones en su interior que conducen a vistas espectaculares y es un lugar perfecto para ver la puesta de sol.
Sir William Pynsent era un Miembro del Parlamento en Taunton y sheriff de Somerset que hizo su fortuna en el negocio de la sidra a mediados del siglo XVIII.
En aquella época, el gobierno británico estaba desesperado por conseguir dinero después de la Guerra de los Siete Años, así que el Primer Ministro John Stuart propuso un impuesto conocido como el Decreto de la Sidra. El alcohol ya tenía unos impuestos muy altos, así que Pynsent buscó la ayuda del político más talentoso de su tiempo, el futuro Primer Ministro William Pitt, con la promesa de legarle todas sus tierras tras su muerte.
Pitt era un habilidoso orador y muy respetado por el gobierno británico, así que decidió apoyar a la amplia población de agricultores para los cuales la sidra era tan importante. Pitt consideraba este impuesto inaceptable e imposible de asumir por la mayoría de la gente, así que pronunció un apasionado discurso contra la entrada por la fuerza en los hogares para recaudar los impuestos no pagados. Hubo disturbios en Gales, Gloucester, Somerset y Devonshire y, finalmente, el proyecto de ley fue derogado en el Parlamento.
Pynsent mantuvo su palabra y, a su muerte en 1765, legó toda su fortuna a Pitt, quien, en agradecimiento, invirtió 2.000 libras de los beneficios de la venta de sidra en construir un monumento para la posteridad: el “Monumento a la Sidra”.