Comienza el año con el buen sabor de boca de unas fiestas navideñas en las que la sidra ha mejorado su posicionamiento en las mesas asturianas, no solo la sidra natural, cuya calidad en nada desmerece frente a los vinos, sino también y principalmente en lo que a las Sidras de Gala se refiere, y muy especialmente a las sidras brut, cuyo consumo ha aumentando en esas fechas de forma muy significativa; entendemos que, entre otras cuestiones, por la labor desarrollada en estos años por el Salón Internacional de les Sidres de Gala, las campañas de Asturies Sidra Brut organizadas por la DOP Sidre d’Asturies, y por medios de comunicación como el nuestro que han ayudado y ayudan a dar a conocer estos nuevos productos y a reivindicarlos por su extraordinaria calidad.
En otro plano, y en otros términos, parece confirmarse que el “Principado” tampoco presentará este año la candidatura de la Cultura Sidrera Asturiana para su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Una vez más se han incumplido las promesas realizadas por el mencionado ente autonómico y todo quedará relegado a propaganda en los medios de comunicación, y actos simbólicos sin mayor transcendencia práctica.
Hay que recordar aquí que otras candidaturas semejantes, anunciadas al mismo tiempo que la de nuestra cultura sidrera, como es el caso de las fallas valencianas, ya han obtenido hace un año dicho reconocimiento por la Unesco, mientras el “Principado” ni siquiera ha llegado a presentarla ante el gobierno español para que éste la admita, la ponga a la cola de las ya existentes y ¡a saber cuándo! la remita a la Unesco. Y es que cuando la incapacidad se suma al desinterés los resultados no pueden ser otros.
En el aspecto positivo, y muy de remarcar, son los resultados de la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas
–CIS-, organismo dependiente del Ministerio de la Presidencia español, en los que Asturies aparece reflejado, con diferencia, como la comunidad con mayor auto-reconocimiento identitario del Estado, lo que supone toda una garantía de futuro para nuestra sidra, tan ligada a la identidad asturiana.