Comenzamos un nuevo año donde los problemas no solo continúan, sino que parecen incrementarse, y donde la actualidad que marca la pandemia se complica mucho más por una gestión de la misma, que como mínimo habría que calificar de errática y que en lugar de reforzar la Sanidad Pública Asturiana con más UCIS, más personal sanitario y más medios para hacerle frente, se limita a a aumentar las restricciones a la actividad hostelera, sin las pertinentes compensaciones o ayudas.
Pese al evidente compromiso del sector hostelero en el cumplimiento con las medidas sanitarias en su actividad, lo cierto es que se le está criminalizando de forma injustificada, quizás con el único objeto de ocultar incapacidades y arbitrariedades. Sea como fuere, lo cierto es que las políticas del “Principado” en este sentido, mantienen al conjunto del sector en una situación de inestabilidad absoluta, y a la sociedad asturiana en un estado de desconfianza que en nada la favorece.
Las sidrerías, por supuesto, sufren esta situación de forma clara, y son muchas las que mantienen su actividad más por puro compromiso con sus clientes que por la necesaria viabilidad económica; su esfuerzo es ingente, y su compromiso aún mayor.
Es por ellas por las que, pese a las evidentes dificultades materiales que ello entraña, la revista LA SIDRA está de nuevo aquí, porque igual que hemos estado presentes en los momentos buenos, no queremos dejar de estarlo en los malos, porque nos debemos al sector, y es nuestra forma de apoyarles y agradecerles su valor.
Pero no todo son aspectos negativos, hay que destacar que en estas pasadas fiestas la presencia de la sidra en los hogares asturianos ha sido mucho mayor y más variada que en ocasiones anteriores, marcando una tendencia que dice mucho del compromiso de la sociedad asturiana con su bebida patria. Pese a las dificultades, la campaña de la DOP Sidra de Asturies promoviendo la sidra brut ha resultado un éxito y el anuncio de la nueva iniciativa “Sidraturismo Asturies” es toda una esperanza para el sector, una iniciativa que se vería muy reforzada de conseguirse que de una vez el “Principado” sacara adelante la declaración por la Unesco de la cultura asturiana de la sidra como patrimonio inmaterial de la humanidad.