- Semeya David Aguilar Sánchez
Para sumilleres y especialistas gastronómicos son la joya de la corona de las bebidas alcohólicas; estos productos encierran desde el comienzo de su proceso de elaboración tradición, dedicación y algo de magia; en en la revista de este mes proponemos varios armonizajes con ellos
LA SIDRA.- Dentro de la amplia gama de productos que se pueden elaborar a partir del mosto de manzana, los destilados ocupan un lugar muy especial. Son bebidas con alta graduación alcohólica obtenida mediante el calentamiento del mosto fermentado, una técnica que se utiliza para separar los diferentes compuestos líquidos a través de la ebullición. El alambique o alquitara se vuelve el instrumento imprescindible en este procedimiento y quienes hayan tenido la oportunidad de ver cómo funciona, seguramente coincidirán en que el proceso posee cierta magia.
En este número de la revista LA SIDRA, proponemos hasta ocho armonizaciones con diferentes destilados de sidra o manzana. Entre ellas:
Licor de orujo de manzana de Los Serranos. Un muy buen producto de la destilería de San Martín de Collera, en Ribeseya. “Este licor es fruto de la destilación de aguardiente de manzana, macerado con nuestra selección de botánicos, que le dan su color y aroma natural” señalan en su sitio online. Se trata de una empresa con larga trayectoria y de gran prestigio que tiene sus inicios en 1895. Para la elaboración de sus destilados seleccionan los frutos de mejor calidad, cumpliendo con rigurosos métodos de elaboración, y sobre todo, empleando “afecto y mimo” en su labor diaria con los alambiques.
Oricios con orujo o aguardiente. ¡Qué tiempos aquellos en los que los oricios estaban esperándonos en la barra de un chigre! Ahora hay que adquirirlos a precios que, en el pasado, nos hubieran parecido de risa. Aun así los asturianos no renunciamos a su inigualable sabor a mar. Cuando se puede nos damos un capricho y los disfrutamos cocidos… o crudos. En esta publicación queremos recordar cómo disfrutaban de los oricios los habituales del chigre, las personas que antaño recorrían las diferentes sidrerías para probar varios palos de nuestra bebida más emblemática. En la barra abrían los oricios, muchas veces con las manos, y antes de meter cuchara, rociaban el manjar con algunas gotas de orujo o aguardiente. Sabiduría popular.