José Madiedo Victorero nació en 1967 en la antigua estación Pomológica de Villaviciosa, donde trabajaba su padre. Se crió desde pequeño entre manzanos y con catorce años ya sabía podar e injertar. Su destino estaba escrito y montó su propio vivero de frutales en el que destacan los manzanos de sidra. Su amplia trayectoria le convierte en una voz autorizada para, desde una crítica constructiva, analizar la situación actual de un sector, que ha visto reducida drásticamente la plantación de manzana asturiana en la última década.
¿Cómo ha visto evolucionar el sector de la manzana a lo largo de todos estos años?
A mediados de los años 80, cuando la ganadería empezó a ir para atrás, se plantaron muchos manzanos y hubo un boom. La manzana se pagaba bien. Recuerdo una campaña hace más de treinta y cinco años, en año de cosecha, que se pagó la manzana a 42 pesetas (0,25 euros), incluso a final de aquella temporada, como la manzana no alcanzaba a llenar los toneles, se llegó a pagar hasta a 50 pesetas (0,30 euros). Ahora se paga prácticamente a lo mismo con todo lo que subió la vida desde entonces. De aquella, la apuesta por los frutales era muy grande. Recuerdo de güaje cuando la plaza del Ayuntamiento olía a manzana en la época de recogida y los paisanos mayores bajaban orgullosos a Villaviciosa, presumiendo de sus manzanas. Hoy casi pasan a escondidas para que no les vean.