Se aproximan las navidades y es un buen momento para recordar como el sector sidrero asturiano ha conseguido diversificar su oferta de tal manera que le permite estar presente con calidad y personalidad en todos los eventos que son propios de estas festividades: la sidra, la sidra filtrada, las espumosas, de hielo, de fuego, licores, aguardiente, compuestas, frizante… una variedad impresionante de productos que facilitan que cada año estas celebraciones puedan ser más sidreras… y más asturianas.
Por otro lado, se prodigan de forma espontanea los amagüestos, expresión viva de la cultura asturiana de la sidra desde el origen de la misma, y que devuelven un merecido protagonismo a la sidra dulce, cuyo recorrido en el mercado asturiano está aún por explorar; recordándonos de paso la caótica situación de la producción de manzana en nuestro país, que ya no es que no llegue a cubrir nuestras necesidades para el autoconsumo, sino que sistemáticamente padece la vecería, sin que exista ninguna planificación para disminuir sus lamentables consecuencias.
La ausencia de una política agraria propia que atienda este problema deja en evidencia la necesidad de un Plan Estratégico para la Sidra y la Manzana, que solamente se ve paliada por el extremo dinamismo del sector, aún cuando suponga una pérdida de recursos y una falta de garantía de continuidad. La carencia de un verdadero gobierno asturiano -más allá de un ”Principado” sin capacidad ni voluntad política- está saliéndonos caro ahora, pero puede serlo aún más en un futuro próximo.
Precisamente por eso ahora que también se acercan las elecciones, las asturianas principalmente, habrá que estar especialmente atentos a los programas electorales que se presenten; comprobar que en ellos se incluye el sector de la sidra y la manzana, y que existen propuestas concretas para el mismo: el imprescindible Plan Estratégico frente a las habituales improvisaciones, ocurrencias, y declaraciones mediáticas carentes de contenidos y compromisos.
En ese sentido no podemos olvidarnos de la candidatura de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Después de tantos años de de falsas promesas, tenemos que forzar al “Principado” a cumplir con sus funciones y con la palabra dada, para que presente de una vez nuestra candidatura. Veremos.
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