Editorial
Empezamos este mes con buenas perspectivas, la presencia de la sidra en Madrid Fusión y en Enofusión han reivindicado nuevamente, y con fortuna, la categoría del producto, ayudando a superar ese malentendido complejo que hacía pasar a la sidra como hermana pobre del vino.
Importante labor de dignificación a la que también ha contribuido la presencia en FITUR, y de forma muy significativa la presentación -por fin- de la marca “Sidreríes d’Asturies. Calidad natural”. Cierto que lo normal sería haber hecho la presentación inicial en nuestro país, puesto que el interés principal de esta marca de calidad debiera ser para los asturianos, y es una cuestión de lógica hacer primero la presentación en casa que fuera, pero aún así, y pese a esta nueva muestra de falta de sensibilidad para con lo asturiano que caracteriza al “Principado”, hay que reconocer que la presentación en FITUR resultó un auténtico éxito y contribuyó de forma notable a esa dignificación de la sidra que nos resulta tan necesaria.
Otro éxito relevante fue la entrega de premios del X Concursu Semeyes LA SIDRA y la inauguración de la exposición. Su reconocimiento oficial por la Federación Estatal de Fotografía, la calidad de las fotos presentadas, la originalidad y la alta participación lo sitúan en un plano de referencia que validan su importante contribución a la cultura asturiana de la sidra.
No podemos tampoco dejar de mencionar el nuevo impulso de la DOP Sidra d’Asturies, no solo por lo que supone para ella la nueva marca de Sidreríes d’Asturies, en donde se garantiza necesariamente su presencia, sino porque todo parece indicar que se va a proceder a la necesaria ampliación de las variedades de manzana asturiana reconocidas para la misma. Es necesario, es un paso importante.
Y a medio plazo ya tenemos en ciernes la próxima inauguración de la temporada sidrera, con la Primer Sidre l’Añu, y el yá mítico Sidracrucis. Sí, Editoriaeste año las cosas parecen pintar bien.