EDITORIAL
Arrancó con éxito impresionante la temporada sidrera asturiana con una Primer Sidre l’Añu épica y un flocerer de espichas por toda Asturies que da idea de la fuerza y vigor de nuestra cultura de la sidra.
Además sigue triunfando nuestra propuesta de recuperar la sidra nueva, sin trasegar, con iniciativas similares en Llugones y en Gascona, y lo que aún es más importante, con el compromiso de los llagares de la Sidre d’Escoyeta, que han presentado su primera cosecha del año llevando al mercado esta sidra nueva, sobre la madre, lo que supone una apuesta importante, y en la práctica la recuperación de esta modalidad tradicional de sidra a la que la industrialización de los llagares había dejado en el olvido.
Por otra parte, el Sidracrucis de este año se superó como nunca lo hiciera y ya van apareciendo otros nuevos, en la deseable dinámica de “hagamos uno, dos, tres… miles de sidracrucis”, recuperando las tradicionales “procesiones” de espicha en espicha en la Semana Santa.
En la parte negativa, los impulsores de la candidatura de la cultura asturiana de la sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO han denunciado públicamente que la candidatura asturiana peligra por el desinterés del “Principado”. Es cierto que la actividad de dichos impulsores no es precisamente clara, y que en ocasiones parecen confundirse los intereses personales con los colectivos, pero no podemos olvidar que el único partido político que votó en el Senado español contra la declaración de nuestra cultura de la sidra como patrimonio inmaterial de la humanidad es el mismo que desde el “Principado” sigue utilizando el “vino español” en los actos oficiales en público desprecio hacia nuestra bebida patria.
En lo demás, las cosas parecen ir mejor, el campeonato de Asturies de escanciadores de sidra se ha renovado por completo, y todo parece indicar que va a ser mucho más competido y competitivo, intentando conseguir una mayor implicación de las sidrerías y un mayor reconocimiento social de estos profesionales de la sidra. Eso sí es defender nuestra cultura sidrera.
Mientras tanto, la primavera avanza, y este año podemos disfrutar de una de las mejores temporadas de sidra, y todo es cuestión de encontrar el sitio adecuado, donde a la buena sidra se sume la debida atención en temperatura, ritmo y calidad del escanciado
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