Tras el lanzamiento de su sidra “frizzante”, inspirada en el moscato italiano, el llagar apuesta por un nuevo mercado.
LA SIDRA.- Alfredo García Menéndez, dedicado al transporte de viajeros entre Quintes y Xixón, pierde su trabajo al ser confiscado su autocar durante la Guerra Civil. Dos años más tarde aparece inservible en Valladolid y, con las 12.000 pesetas que le pagan por su venta, decide construir un llagar de sidra.
Así comienza la andadura del llagar Castañón en 1938. Hoy en día, tres generaciones después y tras cambiar su ubicación de Quintes a Quintueles por motivos de ampliación de sus instalaciones, Sidra Castañón es un referente dentro del mundo de la sidra asturiana.
Julián Castañón se define como un apasionado de los procesos que se esconden tras la elaboración de la sidra y, cómo tal, apuesta por la innovación presentando productos distintos a la tradicional sidra natural.
Después del éxito obtenido por su sidra vermút Roxmut, que ya ha conquistado el paladar de los consumidores en menos de dos años, y de su sidra de aguja Xiz, ideal para acompañar comidas ligeras y aperitivos, estudia la presentación de una sidra brut que cumpla con las expectativas del mercado a principios de 2018.
Una de las claves del éxito de este llagar es contar con un personal especializado, como el biólogo Pedro Ramas o la encargada de las visitas guiadas, Marta García Miranda.