Editorial
Llega marzo y salta la sorpresa, de repente la Primer Sidre l’Añu, una de las expresiones más dinámicas de la cultura asturiana de la sidra, ve prohibida su realización en su espacio primigenio y natural, el Muséu del Pueblu d’Asturies. El argumento comunicado a los organizadores es una legislación de 2015 -inaplicada hasta ahora a ningún otro evento- que prohibe el consumo de bebidas alcohólicas en “centros de las administraciones públicas”.
Sorprendentemente carece de importancia la legislación asturiana respecto a la sidra, que el evento sea uno de los pocos declarados por el Ayuntamiento de Xixón como de Interés Social, que la cultura asturiana de la sidra haya sido declarada por el Principado de Asturies Bien de Interés Cultural desde 2014, y que este año se espere su reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
De repente, una expresión de la cultura asturiana de la sidra pasa a ser tratada como si fuera un botellón, y se propone que –una espicha como es la Primer Sidre L’Añu- pase de realizarse en el Muséu del Pueblu de Asturies a la Plaza de Toros.
No hay lógica.
Pero es que más allá de lo que pueda representar para la viabilidad de dicho evento, la gravedad estriba en la indefensión en la que se encuentra nuestra cultura asturiana de la sidra. ¿Qué más da que sea Bien de Interés Cultural, o que sea reconocida por la UNESCO, si a la hora de la verdad es discriminada y perseguida de esta manera?
Es un mal comienzo para este mes que, por lo demás, comienza a dar muestras de un importante dinamismo, con las primeras espichas y la convocatoria de iniciativas vinculadas a la sidra, como el X Axuntábense de los Siceratores, la recuperación del Barriu de la Sidra en Xixón, y los pasos cada vez más firmes de Cider Cities, la Red Europea de Ciudades de la Manzana y la Sidra con capitalidad en Xixón y que ya ha vinculado a ciudades de seis estados con este proyecto.
Entre otras cosas por eso duele tanto la discriminación que sufre la Primer Sidre L’Añu, porque habiendo tanto dinamismo y progresión de nuestra cultura sidrera, no se pueda seguir progresando con normalidad y hay que perder tiempo y energías en responder a agresiones injustificadas.
No pasa nada, seguiremos avanzando.
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