Imposible comenzar un año sin buenos deseos y la esperanza de que necesariamente las cosas van a ir mejor, y el mundo de la sidra no puede ser una excepción.
Este nuevo año se nos presenta lleno de oportunidades: la mejora de las comunicaciones, las nuevas iniciativas como Cider Cities, logros como la capitalidad gastronómica de Uviéu y, por supuesto, la sidra nueva en los llagares, esperando el momento oportuno para salir al mercado.
Tenemos por delante la Primer Sidre L’Añu, el Festival de la Sidra de Nava, la Fiesta de la Sidre de Xixón, el Salón de la Sidra de Asturies, el Salón Internacional de les Sidres de Gala, Gascona, Asturies Sidra Brut, las fiestas de la sidra en La Felguera, L’Entregu, Llaviana, Navia… los sidrocoles, los múltiples concursos de sidra casera por todo el país, y por supuesto las fiestas, romerías y ocasiones especiales en las que sin duda la sidra se convertirá en protagonista. Por no hablar de la esperada declaración por la Unesco de la Cultura Asturiana de la Sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
¿Hay problemas? Hay problemas y oportunidades. Todo lo que está vivo está sujeto a cambios y la sidra está muy viva y necesariamente tendrá que hacer frente a los problemas que no haya superado y a los nuevos que se presenten, pero también hay nuevas oportunidades.
El anhelado reconocimiento internacional por la Unesco debiera suponer un espectacular desarrollo del sector de la manzana y la sidra, pero si no se gestiona bien –y por el momento no se conoce ninguna planificación específica al respecto- puede desaprovecharse una oportunidad irrepetible.
Lo mismo podemos decir del turismo. El cambio climático, el abaratamiento de costes por la pérdida de poder adquisitivo de los asturianos/es, el despoblamiento y la mejora de las comunicaciones están facilitando una cada vez mayor afluencia turística, hasta el punto de poder hablar de masificación turística, y ser ya una realidad el indeseable proceso de gentrificación en nuestras ciudades. Es un problema, pero también debe ser una oportunidad. Se necesita criterio, planificación, y voluntad política para hacer de ello un factor de crecimiento y no un proceso degenerativo.
Este va a ser un año de oportunidades, ¡sepamos aprovecharlas!