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Editorial LA SIDRA de Noviembre’22 (Nº 223)

Editorial

Llega este mes de noviembre con la inercia de un octubre intenso en el que ‘Xixón de Sidra’ y el concurso de la Meyor Sidre Casero d’Asturies marcaron el punto más alto de una temporada sidrera que va finalizando, para volver a comenzar de nuevo con el ciclo de la pañada de la manzana y la mayanza.

Precisamente ahora, cuando prácticamente no hay manzana que pañar y se hace necesario recurrir masivamente a la importación de manzana y mosto, es cuando se pone nuevamente en evidencia la anómala situación que se vive en el sector sidrero, carente no solo de una planificación estratégica, sino de las mínimas previsiones de futuro en un aspecto tan básico como es la materia prima.

Parece imposible que a día de hoy Asturies no pueda disponer de la manzana necesaria para su propio abastecimiento, tanto más cuanto que la demanda es básicamente previsible de un año a otro, y el problema se repite periódicamente, cada dos años, cuando la vecería pone de manifiesto la incomprensible incapacidad de solucionar un problema que ya es historia en la mayor parte de Europa.

Es cierto que la especial orografía asturiana dificulta la existencia de grandes pomaradas y su mecanización, también lo es que la especulación urbanística en la franja costera asturiana (consecuencia principalmente de la masificación turística y de la segunda vivienda “vacacional”) impide el aprovechamiento de una superficie muy apropiada para este tipo de cultivos; pero por encima de todos esos factores está la inexistencia de planificación y de una política clara, definida y transparente de apoyo al sector, comenzando por la base: la manzana.

Por lo demás, estamos en tiempo de amagüestos, una celebración tradicional que forma parte importante de la cultura asturiana de la sidra, que se repite felizmente por todo el territorio asturiano para alegría y disfrute de pequeños y mayores, y que pone en valor la ‘sidre’l duernu’, la sidra dulce, cuya evidente potencialidad económica todavía está pendiente de desarrollar.

Y mientras tanto, poco a poco, van llenándose depósitos y toneles, preparándose la nueva sidra que podremos ir viendo evolucionar progresivamente, que disfrutaremos en la próxima temporada sidrera en este ciclo incesante, y que tendremos la oportunidad de disfrutar ampliamente para semana santa, en la tradicional Primer Sidre l’Añu.


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