Estupenda coincidencia la de la normalización de la pandemia y el comienzo de la cosecha de manzana y la mayada. Es como si se tratara de un renacer, de la sidra, y de la vida.
Con ese espíritu nos adentramos en este otoño en el que esperamos que al igual que comienza a hacerse la sidra nueva, también recuperemos una vida nueva después de tanto tiempo de limitaciones. Es el momento de recuperar el tiempo perdido, de reincorporarse paulatinamente a la normalidad.
Este mes ha comenzado con la celebración del XI Salón Internacional de les Sidres de Gala, el evento que por unos días pone a Xixón como capital mundial de la sidra, y que pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, ha conseguido superarse en número de participantes y en cantidad de productos presentados. Es un lujo para la sidra, y es un lujo para Asturies.
De este XI SISGA queremos destacar las palabras de Marcos Fernández, presidente de la entidad organizadora, la Fundación Asturies XXI, al destacar el desarrollo y asentamiento de los nuevos tipos de sidra, la internacionalización del producto superando aislacionismos, y la cada vez mayor interrelación del mundo sidrero; y también cuando menciona como problemas a superar la confusión que generan las ‘ciders’, la falta de una legislación común europea de la sidra para que cese la discriminación frente al vino, y n’Asturies la urgencia de un Plan Estratégico para la sidra y la manzana, así como una mayor implicación del “Principado” que, recordó, aún no ha sido capaz de presentar la tan cacareada candidatura de la cultura asturiana de la sidra ante la Unesco.
En este sentido hay que recordar que el sector de la sidra asturiano no ha recibido ningún tipo de apoyo específico por parte del “Principado”, a diferencia del caso vasco donde su gobierno lleva concedidas ayudas por más de 60 millones de euros a sus llagareros, e incluso la Diputación de Gipuzkoa ha sacado ayudas para este sector.
En estos momentos de recuperación es más urgente que nunca la implicación de las Administraciones, y no es de recibo que continúen desentendiéndose de sus obligaciones. Tienen que responder.