La asociación, con alrededor de 40 miembros, llevó a cabo una de sus fiestas más tradicionales; se disfrutó de la gastronomía centroeuropea y se brindó con sidra
San Nicolás acompañado de un ángel y un travieso diablillo viajaron hasta el Colegio Público de La Foz de Morcín para celebrar –de manera un poco adelantada– su propia onomástica. El día que se festeja al santo es el 6 de diciembre pero el citado colectivo llevó a cabo el encuentro a finales de noviembre. El motivo fue congregar a la mayor parte de sus integrantes, checos y eslovacos residentes en tierras asturianas. Y es que uno de los objetivos de la asociación es, por una parte, mantener vivas las tradiciones que les caracterizan, pero por otra, dar a conocer su cultura a todo aquel que quiera interesarse por la historia de estos pueblos del centro de Europa. De manera que villancicos, chucrut, vino caliente, dulces típicos, intercambio de libros, entre muchas más actividades tuvieron lugar en la localidad asturiana La Foz de Morcín.
En especial, la asociación organizó una de las tradiciones más significativas de ambos países: una noche antes de la propia celebración de San Nicolás, este mismo santo, acompañado de un ángel y un diablillo visitan las casas de todos los niños para leer en un libro las acciones buenas y malas que hicieron durante el año. Si estos quieren recibir un regalo, tienen que interpretar una canción , recitar un poema o tocar algún instrumento. Y como así lo hacen en Chequia y Eslovaquia, pues los tres visitaron también a los niños que se reunieron el señalado día en el salón del Colegio Público de La Foz para pasar lectura a todos los pequeños asistentes.
Otro punto que se debe destacar son los platos checos que se llevaron a la reunión. Entre ellos se sirvió chucrut, col fermentada con zanahoria, manzana, sal y comino checo. Además del que se llevó expresamente para la ocasión, en la fiesta también se preparó in situ cortando y pisando la col a la manera tradicional. Una elaboración fermentada, como así también lo es nuestra sidra natural, por lo que en la comida también se escanció sidra asturiana y para brindar se bebió sidra espumosa checa de llagares que participaron en el pasado Salón Internacional de les Sidres de Gala en Xixón. Y los postres… los postres se llevaron la palma. En Chequia y Eslovaquia se esfuerzan al máximo para su realización. Por poner solo un ejemplo, cada familia, cada casa, tiene su propia receta. Y su decoración –todo hay que decirlo– lleva horas de trabajo.