Editorial
La presentación de la nueva cosecha de la DOP sidra de Asturies ha permitido no solo disfrutar de las nuevas sidras de este año acogidas a esta marca de calidad, sino conocer los datos de lo que ha sido la evolución de la misma durante el año pasado y comienzos de este.
En ambos aspectos –el de la calidad de la sidra y el de la evolución de la DOP- los resultados ha sido ampliamente satisfactorios, de tal forma que aparte de recomendar disfrutar de estas sidras, tenemos que felicitar al Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturies por ese incremento del 73% en las ventas durante 2018, y del 35% en los cinco primeros meses de este año. Esperamos que se alcancen las previsiones de llegar a los cinco millones de botellas a finales de año.
Se están haciendo las cosas bien, y estan consiguiéndose resultados, y es que dentro de la situación de indefesión en la que se encuentra el conjunto del sector sidrero asturiano ante la inesistencia de un Plan Estratégico de la Sidra y la Manzana, -pese a los reiterados anuncios del “Principado” en tal sentido-, la DOP Sidra de Asturies cuenta con unas líneas estratégicas de actuación que en los últimos años han resultado especialmente afortunadas, y que, en todo caso, permiten un control y un seguimiento de la misma, lo que siempre redunda en beneficio de esta marca de calidad.
Hay que reconocer que la implicación del sector hostelero, las sidrerías especialmente, ha sido todo un acierto, y solo cabe aplaudir la colaboración con OTEA. Así mismo puede darse por ganada la respuesta de la sociedad asturiana, que en estos momentos comparte de forma generalizada la necesidad de esta DOP, y siente como propios sus triunfos, superando ciertas reticencias iniciales.
Se ha sabido poner en valor la asturianía del producto, pero ese valor añadido implica también unas responsabilidades, y es que la DOP Sidra de Asturies debe practicar esa asturianía que tan acertadamente ha sabido reclamar para sí, e implicarse más en el panorama cultural asturiano, avanzando hacia una normalización en el uso de nuestra lengua.
